domingo, 9 de enero de 2011

Nunca, jamás.

Me cansé de repetir una y mil veces que dejaría de escribir sobre nosotros dos como si aún siguiera viva aquella esperanza de poder recuperar algo que quedó en el aire y que de a poco se fue derrumbando hasta quedar en nada. Sin embargo, me cuesta poder encontrar las mismas palabras que antes me salían de la nada gracias a tu amor. Ya nada me queda. Eras mi todo, eras mi inspiración, y hoy sólo me quedan las ganas de soltar una lágrima por cada beso que sin querer logro olvidar. 
Tengo miedo de olvidar tu olor, aquel olor que en su momento pude sentir en mi piel, en mis sábanas, en mis sueños. Aquel olor que me volvía loca por completo cuando te sentía llegar. Sé que no lo voy a olvidar, que siempre estarás en mi. Que no te irás así porque sí de mi mente.
Pero después de marcharte junto con mi corazón todo ese amor que algún día permanecía la ilusión de mantenerse vivo, se fue marchitando dejándome con una sola ilusión: que vuelvas. Sin embargo, me privé de ciertas cosas mientras esperaba que algún recuerdo tuyo te hiciera volver. Pero no. Hoy no estás.
Dije que no confiaría nuevamente en el amor, que no trataría de comprender las palabras que recibiría de muchas bocas ajenas tratando de convencerme de algo lo cual sé muy bien que no cumplirán. Dije también, que sería mucho más fría que antes, con todas aquellas personas que me hablen acerca del amor. Pero por última vez dejaré intentar que mi corazón vuelva a sentir. Y hoy tengo esa oportunidad, no con vos, pero intentaré seguir adelante con las mismas esperanzas de encontrar mi felicidad cómo la encontraste vos hace un tiempo atrás, de decir: "Sí puedo sin vos" aunque no lo sienta y aún sabiendo que NADIE ocupará tu lugar nunca, JAMÁS.





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